bienvenida

¡Hola a todos!

Quiero darles la bienvenida a mi blog espero que les guste. Mi nombre es david tengo mucho que decir y poco tiempo para hacerlo, tanto que hechar afuera. Inspiración puede sobrar aveces, la imaginación es una herramienta fundamental y las palabras fluyen como un rio...

Cuantos temores no escondo, y cuantos más se alejan, mi mente es paresida a lo que se vive un dia de noviembre, mis ojos reflejan la luz de las blancas velas...sollozos, oraciones; mis labios nunca se abrirán para proclamar esas palabras. Deseos abundantes, corazón duro, virilidad débil. La suerte para mi no lo es todo, ni el dinero, ni el amor, ni la vida...ni nada.

Yace mi cuerpo inerte bajo el manto de un desierto suspiro inevitable, la luna se acerca para hablarme al oído, el sol se aleja para premiarme con la oscuridad. Y los colores penetrantes, como los que se ven un dia de noviembre. Ojos secos, arboles brillantes...viceversa.

Temores vanos, voces lúgubres, intentos inocentes; dicen que al final del camino está la luz.

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domingo, 13 de febrero de 2011

Guitarra


Noche rosada, ni fría, ni cálida. Entró por mí ventana tan frágil como el vuelo de la vulnerable mariposa, como un rocío nocturno entre los pétalos de la tarde, y distinguiendose de las fugases estrellas que acarician las visperas del hastío, tenues, pálidos rayoz de luz, luz de luna que atravez de la ventana vienen a romper con la penumbra que invade con locura cada esquina de mi habitación. Lentamente caen sobre el magestuoso cuerpo, sobre la hermosa figura. Al entrar por la puerta se apoderó de mi, me sedujo con lujuria y acepté sin pensarlo. De entre la oscuridad sobresalía, su voz me condujo a donde estaba. Me ha dicho "Tu has de ser quien ponga sus manos sobre mi cuerpo, tu serás el causante de mi canto y mi llanto. Tocame, tocame y no te detengas que al compás del plenilunio nuestras mentes serán una, nuestra piel será una, nuestra sangre será una".
Me he inclinado a su petición y la hice mía. Suaves vientos, lenta agonía. Nada puede intervenir entre ella y yo. Pasamos la noche juntos, a solas; con las nubes observandonos, envidiandonos, tratando de cubrir la luna. Caricias, caricias, caricias...no puedo sacar de mi mente las caricias que le dí. Extasís; oh, éxtasis...
Y entre esta oscuridad, entre este mar de deseos corrompidos, yo, ella y la soledad.

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