bienvenida

¡Hola a todos!

Quiero darles la bienvenida a mi blog espero que les guste. Mi nombre es david tengo mucho que decir y poco tiempo para hacerlo, tanto que hechar afuera. Inspiración puede sobrar aveces, la imaginación es una herramienta fundamental y las palabras fluyen como un rio...

Cuantos temores no escondo, y cuantos más se alejan, mi mente es paresida a lo que se vive un dia de noviembre, mis ojos reflejan la luz de las blancas velas...sollozos, oraciones; mis labios nunca se abrirán para proclamar esas palabras. Deseos abundantes, corazón duro, virilidad débil. La suerte para mi no lo es todo, ni el dinero, ni el amor, ni la vida...ni nada.

Yace mi cuerpo inerte bajo el manto de un desierto suspiro inevitable, la luna se acerca para hablarme al oído, el sol se aleja para premiarme con la oscuridad. Y los colores penetrantes, como los que se ven un dia de noviembre. Ojos secos, arboles brillantes...viceversa.

Temores vanos, voces lúgubres, intentos inocentes; dicen que al final del camino está la luz.

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sábado, 2 de octubre de 2010

Enero



Etaba harta de el, con su cariño y su dulsura, ¡me estaba voviendo loca!, con tantos poemas y canciones, con tantos besos y arrumacos.

Todo comenzó en enero del año pasado estaba tan sola, llorando la muerte de mi madre, en un frio invierno bajo el gran roble marchito, a un costado del cementerio; el bajó de entre las ramas, como la serpiente que indució a Adán y a Eva a comer del fruto prohibido, me habló suavemente al oído y me sedujo hasta perderme en sus labios...pude resistirlo una, dos, tres, más veces, pero últimamente habria deseado nunca haberlo conocido. Era tan romantico que me causaba nauseas y me hacía vomitar la realidad con sus cursilerías y sus frases de amor...¡ ya no lo soportaba !...¿ y que podía hacer yo si no matarlo ? Cuando Cupído se distrajo tomé su arco y sus flechas y no dudé en apuntarle al corazón, pero no para que se enamorara mas de mi. El miedo brillaba en sus cálidos ojos, tenia tanto miedo que yo podia respirarlo. Puso sus calzones en una bara en señal de rendimiento y ofrecimiento, dí el primer tiro. Fallé, di uno más, le dí cerca del pecho, otro en el estómago y otro mas en el corazón. Cayó muerto dejando su desnudesa inmóvil al lado del cementerió.



Lo ví tendido sobre la blanca nieve, lo ví llorar sangre y... no me arrepiento de nada.

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