bienvenida

¡Hola a todos!

Quiero darles la bienvenida a mi blog espero que les guste. Mi nombre es david tengo mucho que decir y poco tiempo para hacerlo, tanto que hechar afuera. Inspiración puede sobrar aveces, la imaginación es una herramienta fundamental y las palabras fluyen como un rio...

Cuantos temores no escondo, y cuantos más se alejan, mi mente es paresida a lo que se vive un dia de noviembre, mis ojos reflejan la luz de las blancas velas...sollozos, oraciones; mis labios nunca se abrirán para proclamar esas palabras. Deseos abundantes, corazón duro, virilidad débil. La suerte para mi no lo es todo, ni el dinero, ni el amor, ni la vida...ni nada.

Yace mi cuerpo inerte bajo el manto de un desierto suspiro inevitable, la luna se acerca para hablarme al oído, el sol se aleja para premiarme con la oscuridad. Y los colores penetrantes, como los que se ven un dia de noviembre. Ojos secos, arboles brillantes...viceversa.

Temores vanos, voces lúgubres, intentos inocentes; dicen que al final del camino está la luz.

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martes, 10 de abril de 2012

Estaré solo


Tengo un rayo de luz crepuscular,
que busca un camino entre las sombras.

Pero está muy lejos de mi alcance...

Quiero regalar un flor
para que susurre mis secretos
y declame mis angustias
-a ella, quien las ha causado-


Me dirigiré a la puesta de sol
y me quedaré allí
hasta sentir calor y marcharme
a buscar el frío manto de la Luna.

(Quiero tomar su mano, y no bajar la mirada).

Huiré hacia el horizonte,
aislado; no más presiones, ni halagos vanos.
El sonido de las olas chocando con las rocas
y las hijas de las estrellas
-cada grano de arena-
atenderán mi huida y me harán dormir
sobre sus mantos color de oro...
dormiré bajo el llanto del sol
-cada gota de agua en el mar-


estaré solo.

lunes, 9 de abril de 2012

Amoríos


Hay una estrella muy cerca del cielo;
-tan cerca que no puede tocarla-

El cielo mismo se aleja,
se hunde hacia el infinito que lo vio nacer,
no se aparta su mirada de la estrella
-su mirada perdida, como el Atlantis en la nada-
y el cielo llora, se hunde en lágrimas malditas
que son la lluvia que lo vio nacer.

Y los hombres miran al cielo,
lejano y taciturno
como la misma melancolía
con la que la tristeza lo vio nacer,
y al apagarse la estrella
con el ruido de la mañana
-la luz del día quemando las entrañas-


El cielo desde el fondo, siente saciar su alma.

sábado, 31 de marzo de 2012

Sueño I

Al parecer era momento de partir; a mi derecha, mi hermano me tomaba por el hombro y me miraba con melancolía, como si nunca fuese a regresar; a mi izquierda, se encontraba mi madre, seria, con gesto amargo de desaprobación. Caminamos hasta donde nos había indicado el ruiseñor, era una alta montaña hecha de rocas anaranjadas, el cielo se encontraba finamente teñido por matices rosas y púrpuras. Al fin llegó aquella dama, cabalgando su enorme ave azul, que en comparación a Ruiseñor su tamaño era exagerado; medía lo que cualquier automóvil. La jinete era una mujer preciosa llamada Luna. Me hizo subir a su ave, me despedí de mi familia, y salimos volando hacia el horizonte. Bajamos en donde comenzaba un espeso bosque y ahí se presentó, tomándome entre sus brazos y besando mis dos mejillas con sus labios de plata. Me dijo que no había por qué esperar demasiado; y al poco rato se hizo presente otra bella dama, que comparada con el fino hebraje de seda blanca y pura que poseía como cabellera Luna, aquella tenía troncos de viejos árboles, pasto y rocas en la cabeza, pero esto no le quitaba lo hermosa; su nombre era Espíritu del Lago. Llegó cabalgando por el bosque con su caballo de mar -que era del tamaño de un caballo normal, no marino-y se reverenció, luego de abrazarme y besar mis dos mejillas con sus húmedos labios. Para comenzar el viaje me hicieron montar una jirafa de esas que tienen cornamenta de alce, y abrimos camino directo al Reino de la Noche, todo esto muy aprisa debido a que no podíamos estar mucho tiempo perdidos en lo Lejano, ya que además de que aquel lugar era peligroso, estar en esas tierras estaba prohibido.

El bosque parecía infinito, pero al fin llegamos, este era un lugar fantástico, las ligeras luces fosforescentes aclaraban débilmente aquellos caminos rocosos, la oscuridad era habitual, el silencio: el idioma mejor conocido. El cielo nocturno coronaba apacibles estrellas en la lejanía, más allá de las montañas y el llano.
Espíritu del Lago me tomó del brazo y me llevó a su hogar de agua cristalina. -Este es el lago del silencio, donde el tiempo musita sus deseos y el agua palpita al compás del viento. Aquí se encuentra dormida nuestra Princesa Niebla, la princesa oscura. La Reina está muy preocupada, y hoy la despertaremos para que vuelva su alma al Reino. -Me dijo gravemente Espíritu del Lago, sin soltar mi brazo y apretándolo más fuerte; Luna se acercó y me sonrió nostálgicamente. Entonces nos sumergimos los tres; por fuera, el lago era bastante hermoso, pero por dentro era más que fantástico. La tenue luz que emitían pequeñas perlas, apenas dejaban apreciar la rosada arena del fondo del lago, fugases estrellas marinas cruzaban con sus finos destellos, un melodioso canto de algas se escuchaba venir del fondo. Y ahí, tras algunas ramas de coral, escondida entre las caracolas, durmiendo estaba la Princesa; con su admirable pálido rostro, sus párpados cerrados que nos ignoraban y su dulce boca entreabierta...ni el ruidoso rumor de las burbujas, ni el canto de las algas la despertaba. Padecía el más profundo de los sueños. -Princesa Niebla, Princesa Niebla...despierte, por favor.- Dijo temerosamente Espíritu del Lago, sacudiendo el cuerpesito de la princesa. Luna se acercó y la sacudió también -Anda, querida, es hora de regresar al palacio con tu madre.
Yo no hacía más que contemplar la inaudita belleza de aquella princesa, de todas las criaturas existentes, parecía la más inocente y frágil, sus trapos negros resaltaban la delicada hermosura y el brillante matiz rojo de sus labios.
Después de unos minutos y varias sacudidas, la Princesa Niebla despertó de su largo sueño y al abrir los ojos, su mirada adormilada, fue a encontrarse con la mía; bostezó ampliamente y al terminar me lanzó una coqueta sonrisa.

Subimos todos a la superficie; la Princesa tomó mi mano, y tomó las manos de Luna y Espíritu del Lago, y entonces volamos, volamos sobre el Reino entero, bajo el manto oscuro del cielo, hasta llegar al Palacio -un castillo inmenso, de altas paredes hechas de bloques de roca, con árboles luminosos en el espeso jardín donde las flores pacíficamente danzan-.
La reina nos recibió gritando y riendo -¡Llegaron! ¡llegaron! ¡Oh, han llegado! -La Princesa oscura dió dos pasos y saltó a su asiento, al lado de su madre -quién ostentaba su prodigiosa corona-. Luna, Espíritu del Lago y yo, nos reverenciamos y luego nos miramos los unos a los otros. Princesa Niebla se levantó y se acercó a mí, de pronto un gran estruendo se escuchó: meteoritos caían del cielo destruyendo medio Reino de la Noche con sus ardientes llamas...Princesa Niebla mis labios besaba.

viernes, 30 de marzo de 2012

Pesadilla II

Un pequeño ruido me despertó, según el reloj eran casi las tres de la madrugada; me levanto al baño casi por impulso y al terminar de orinar, un brusco ruido sale del interior del inodoro...espero un segundo y después de un rato vuelve a sonar con la misma intensidad; los ruidos cada vez se hacen más molestos, más fuertes y más frecuentes, hasta que de pronto; del excusado la extraña aparición de una mujer al interior de él, me deja más que pasmado. Era una mujer bastante extraña, muy delgada, de facciones finas, con la cara excelentemente maquillada, labios rojos que pintaban una sobrenatural sonrisa. Mientras yo la observaba idiotizado preguntándome como demonios salió de ahí, ella tomó fuertemente mis brazos y me arrastró con una impresionante fuerza hacia adentro del inodoro.
En cuestión de segundos, caí rodando de un gran tubo de drenaje oxidado y cubierto de fango, me recibió en el suelo un cadáver de caballo a media descomposición sobre el que caí blandamente, al lado, una colonia de hormigas se aproximaban complacidas de encontrar carne muerta; la mujer que me arrastró a este sitio se deslizó por el drenaje y cayó sobre mí reducida a huesos.Entonces, me levanté del cadáver de caballo, retirándome los huesos de aquella mujer, y observé con los ojos devastados por un sentimiento más impuro que el miedo, el infierno en donde ahora me encontraba. Se trataba de unas rojas cavernas, arena de tipo desértica, apestaba a muerte y el calor era más que insoportable; me encontraba convencido de haber llegado al mismísimo infierno del que tanto hablan los religiosos. Caminé dos pasos, vi desplomarse a tres espléndidas libélulas de impresionante tamaño sobre la rojiza arena, a mi derecha dos lobos se mordían ferozmente el uno al otro en una batalla espeluznante, a mi izquierda a una roca de pronto le creció un rostro, lágrimas comenzaron a salir interminablemente de sus ojos de piedra, las lágrimas hicieron un charco que ablandó la arena y la roca se hundió. Decidí caminar hacia otra dirección, del suelo creció una especie de bañera, la cual me capturó dentro de ella, esta bañera tenía dos grifos que al abrirse,en un instante llenaron de sangre su interior; de esta sangre emergieron unas criaturas rarísimas, con escamas en una piel del color de la sangre, cuerpo de mujer y cabezas de pavo; eran tres de esas bestias quienes impedían que yo escapara. La bañera comenzó a moverse con aquellos monstruos, la sangre y yo en su interior. Las criaturas que se encontraban conmigo se elevaron en vuelo hacia aquel horizonte carmesí, y la bañera se detuvo, dejándome empapado de sangre, a una distancia considerable entre un gigantesco caracol de más o menos, el tamaño de un edificio, y yo.
Una roca que se encontraba a mi lado, tomó forma de una especie de demonio, quien precipitadamente me informaba que mi alma se la llevaba en su caparazón ese inmensamente grande caracol; una gran desesperación invadió mi cuerpo y sin pensarlo, corrí y corrí tras aquel caracol de monumental tamaño. En su caparazón llevaba puertas y ventanas como si fuese un gran hotel andante. Casi sin aliento logré alcanzarlo y traté de treparme a él, pero en ese mismo instante su viscoso cuerpo se derritió, quedando solamente su caparazón. De una de las ventanas que tenía ese caparazón, salió volando una pequeña ave -lo que deduje que era mi alma- y de una de las puertas, una pequeña niña envuelta en lágrimas, salió corriendo a abrazarme. Una colmena de avispas y numerosas hormigas del tamaño de perros, salieron de la arena para devorar el cuerpo derretido del caracol. Entre aquella locura, se me ocurre tomar la mano de la pequeña y caminar hacia la nada...como fingiendo que regresamos a casa.

jueves, 15 de marzo de 2012

Un día de estos


Un día de estos,
me voy a meter a nadar a tus ojos,
me convertiré en viento
y pasaré volando
para acariciar tus manos.

Un día de estos,
arrullaré tus sueños
como el ruido de la lluvia,
cubriendo tu cuerpo
de abrazos congelados.

Un día de estos,
me voy a meter en tu piel,
como luz de Luna,
como cualquier ocaso
viajero, de un abril.

Un día de estos,
surcaré el mar de tus cabellos
como tiniebla solitaria,
como sombras que se incrustan
al entrar la madrugada.

Un día de estos,
seguiré tus pasos
buscando un vago alivio,
así como un suspiro
buscando ser exhalado.

Un día de estos,
me convertiré en hoja seca
y dejaré que me lleven
estos vientos de marzo
hacia el más oscuro de tus otoños.

sábado, 18 de febrero de 2012

Ausente y distante


Ausente y distante,
te encuentro esta tarde;
con los sentimientos apagados
de una madrugada sin Luna.

Yo te miro, estas callada,
y los escalofríos me arrancan el pecho
y lo llevan a tus pies.

Cuento los pasos que no daré
para llegar a ti,
e invito al silencio a corromper
palabras que no te di.

Te veo, a solas, callada
y tiemblo;
y con más de diez cigarrillos
te pienso.

Callada, distante;
te observo,
con dos dibujos en mano,
que no voy a entregarte.

Sonríes a un lado,
yo estoy aparte;


¿Tu mundo y el mío
no han de encontrarse?

viernes, 17 de febrero de 2012

Distante y ausente


Distante y ausente,
también te sueño
y es mi agonía
no serte sincero.

Pero me dejas aparte,
y solo persigo tus labios
que me tienden trampas
con delirio y con tabaco,
con siluetas marchitas,
con atardeceres profanos.

Es el abismo de tu mirar,
los mares que no inventamos,
la solitaria risa,
besos cortos y lejanos,
caricias largas,
saciedad inoportuna
-locura que no nos damos-

Callada, distante;
te observo,
sonríes a un lado,
yo estoy aparte.


¿Tu mundo y el mío
no han de encontrarse?










Me siento a tu lado y hablamos el silencio que se ha hecho tan común.
En un sueño dijiste: "te eché de menos" y al despertar
vibraron mis entrañas.
yo te idolatro,
pero tu no me amas.